lunes, 2 de marzo de 2015

Curiosidades: Cosas de gatos en mi casa

Paseándome por mi apartamentito de Montevideo, me di cuenta de la cantidad de "cositas de gato"  que decoran mis 65m2. Y las que no me he traído de España... No puedo negarlo: soy fetichista de gatos y Elurofílica (no, no es contagioso pero sí muy gustoso).


1. Apagavelas báltico

Muchos de mis objetos gatunos son regalos que me han hecho, amigos, clientes, parientes que conocen mi pasión por los gatos en cualquier forma, materia y estado. Este apagavelas tan original me lo trajo mi marido de Tallin, de una tienda de regalos en el centro histórico de la capital de Estonia. No lo he utilizado nunca para el propósito que fue creado. Me da pena que se me pegotée de cera o se queme los bajos. ¡Pobre lindo gatito! 




2. Camiseta de mercadillo

Hace un año que la tengo. La encontré en el mercado dominical de Parque Rodó, muy popular y concurrido en Montevideo porque los precios son mucho más bajos que en las tiendas. Fue una ganga (100$, unos 3,5€) y una monada esa carita atigrada con collar verde cascabelero. Me la pongo mucho para chanza pública de amigos y conocidos que ya saben de qué pata de gato cojeo. 



3. Cenicero de Changas Artísticas Bruxa

Mi amiga y colega en el cat-sitterismo, Matilda Jaureguy, me lo trajo de Cabo Polonio. Es creación de una artista plástica amiga suya que hace preciosidades en alfarería
Como no fumo, ha entrado a formar parte del minialtar de dioses personales que me he montado en el vestíbulo. Si alguien quiere dejarme propina al salir, no tengo inconveniente en pasar el "platillo". 



4. Cuadrantes de A Loja do gato preto

Esta tienda portuguesa (La tienda del gato negro, en español) con sucursal en Barcelona (Av. Diagonal 486, entre Vía Augusta y Balmes) me encantó desde que la descubrí, poco antes de irme de BCN. Me chiflan las vajillas con gatos de colores, tazas, vasos y portavelas. Siempre que iba (y voy cuando estos por Barcelona) pico algo. Estos cuadrantes para la cama me los traje a Uruguay porque a Farruca le encantan. 




5. Cuadro esmaltado Gato negro, gato blanco


Esta preciosidad me la regalaron mis exclientes Cesc y Sònia (autora del blog de decoración e interiorismo TocTocVintage!) cuando me despedí de ellos y de su gatito Kibou, un gamberrete bicolor blanco y negro, tan simpático como los dos del cuadro. Bonito, ¿eh? 




6. Charm para bolso de Nice Things


Un regalo muy tierno que recibí del hijo gatero de una antigua jefa. Es un charm de tela acolchado como un minicojín de la tienda de ropa femenina Nice Things. Yo solía ir al outlet de la calle Girona y tengo cosas de allí que aún me pongo. 






7. Dibujito de L'Eusebi


L'Eusebi  era -murió en otoño de 2014- un vejete famosísimo en el barrio de Gràcia en BCN porque en los últimos años de su vida se dedicaba a ir por los bares y restaurantes a vender sus dibujos que curiosamente estaban firmados por Raúl, Sara, Manel, Pere... o whoever, menos por él. Yo tenía la teoría de que los robaba en los colegios cuando los niños estaban en el patio y los revendía a 1 euro. El negocio era muy rentable y tenía una amplia lista de clientes fieles como nosotros. Llegó incluso a dedicarnos un dibujo personalizado a lápiz, que tengo en Galicia (espero pues es un incunable). Era un personaje tan curioso que incluso está inmortalizado en un documental: "Un tal Eusebi".




8. Gato ángel para colgar


Otro encantador regalo de mis exclientes Nico y Mireia. Me lo trajeron de una feria de cómic y, como no podría ser de otra forma, es chino el muy jodío. Pero tan mullidito, con esa carita dulce entre Pikachu y Hello Kitty con alitas de pollo campero, que me lo tuve que traer para estas tierras tan lejanas de China como de España. 




9 ,10 y 11. Lámpara, llavero y posa-bolsa de té de Engatusarte

Ya os hablé en otro post de la tienda de cosas de gato de mi amiga Matilda. Y claro, en cuanto supe de ella tuve que comparme algo. 
La lamparita-bolsa me encantó en cuanto la vi y tuve claro dónde ubicarla: en la pared al lado de la ventana de mi dormitorio. De día, queda preciosa y de noche da una luz de ambiente muy acogedor. 






El llaverito fue regalo de Matilda a su cat-sitter (servidora de felinos) y como me pareció una ricura, lo tengo sentado en una repisa viendo a la Farruca pasear por el salón.  






El platito para bolsas de té usadas es otra monadita de cerámica de la Bruxa de Cabo Polonio. 





12. Maneki-Neko de tela


De nuestro inolvidable viaje a Japón nos trajimos -cómo no- el gato de la suerte en los negocios. Había un montón de modelos, tamaños y materiales en tiendas de cualquier ciudad nipona pero este lo compramos en Kyoto (la ciudad más espiritual del archipiélago). Me encanta porque está confeccionado en tela de kimono en tonos azules y es un gordito tan divertido y buenrollero que lo puse mirando a la puerta para atraer la buena fortuna






13. Mantel de hule de Marina Maass

Otro original regalo de amigos. Artesanía de una artista argentina afincada en Barcelona que hace preciosidades en su taller del Barri Gòtic (c/ Jupi, 4). Este mantel lo tengo al menos desde hace 10 años y me da tan buen rollo que ni me planteé dejarlo atrás al liquidar mis cosas de BCN. Ahora cubre la mesa de café de mi salita en Montevideo y me acompaña mientras como y veo programas por cable de casas rehabilitadas, fashionistas latinoamericanas y cambios drásticos de look. 

  

14. Posavasos de gatos famoseados

Regalo navideño de mi guapo cuñado. Lo compró en alguna tienda de gifts'n'gadgets de Newcastle Upon Tyne donde trabaja y vive pues mi familia política es de esa zona. Como sabe la afición de su hermano y mía por los gatos (que los ingleses adoran y cuidan como nadie) y es un cachondo, nos mandó estos cuatro posavasos para mitómanos y gateros a partes iguales. Reconozco a Audrey en Desayuno con diamantes; a Amy Winehouse sobria y en esplendor; a Lady Gaga, menos gagá y más elegante, pero no sé quién es el gato funky-cool??? ¿Alguna pista? 




15. Tiesto gatuno pintado a mano


Comprado en el mercadillo de Villa Biarritz (Punta Carretas, Montevideo) un sábado por la mañana recién llegados al Uruguay. Quería poner plantas en la chimenea (mientras no la utilizamos, obviamente, no para hacerlas a la parilla) de un modo decorativo. Compré varios tiestos pintados con diversos motivos y colores, y al llegar a casa me di cuenta de que en este había lindos gatitos. ¿Casualidad? No lo creo... 





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